Sorpresa
Mi amiga Nella siempre quiso conducir. Siempre intenté explicarle que no tenía por qué tener miedo, que si no tenía carné, probablemente se lo sacaría y conduciría un coche. Pero tenía miedo, así que era muy complicado. Intenté convencerla y quería ayudarla a cumplir su sueño y conducir un coche. Un día fuimos juntos a una discoteca y al final dijimos que haríamos una fiesta divertida para desahogarnos y yo conduje. Ella dijo que podíamos coger un taxi para tomar una copa de vino, pero yo quería conducir porque estaba acostumbrada a hacerlo.
Así que al final decidimos coger mi coche y la recogí en su casa. Me miró y me dijo que tenía envidia de que yo pudiera conducir y me sorprendió mucho su reacción. Volví a decirle que ella también podía conducir, que dejara de preocuparse y se sacara el carné y que yo la ayudaría con todo. Parecía muy ansiosa y sé que estaba más nerviosa porque no dejaba de mirarme cambiar de marcha y conducir y le disgustaba que yo no tuviera aún el carné y no se atreviera a intentar sacármelo.
Luego me dijo que casi era su cumpleaños y supuse que me lo recordaba porque se me había olvidado. Hice grandes planes y le dije que iba a empezar la autoescuela el día de su cumpleaños. Se puso muy contenta y al final la obligué a hacerlo y se sacó el carné. Ahora conduce como una diosa y está contenta de que la obligara a sacarse el carné.
Sorpresa
Mi amiga Nella siempre quiso conducir. Siempre intenté explicarle que no tenía por qué tener miedo, que si no tenía carné, probablemente se lo sacaría y conduciría un coche. Pero tenía miedo, así que era muy complicado. Intenté convencerla y quería ayudarla a cumplir su sueño y conducir un coche. Un día fuimos juntos a una discoteca y al final dijimos que haríamos una fiesta divertida para desahogarnos y yo conduje. Ella dijo que podíamos coger un taxi para tomar una copa de vino, pero yo quería conducir porque estaba acostumbrada a hacerlo.
Así que al final decidimos coger mi coche y la recogí en su casa. Me miró y me dijo que tenía envidia de que yo pudiera conducir y me sorprendió mucho su reacción. Volví a decirle que ella también podía conducir, que dejara de preocuparse y se sacara el carné y que yo la ayudaría con todo. Parecía muy ansiosa y sé que estaba más nerviosa porque no dejaba de mirarme cambiar de marcha y conducir y le disgustaba que yo no tuviera aún el carné y no se atreviera a intentar sacármelo.
Luego me dijo que casi era su cumpleaños y supuse que me lo recordaba porque se me había olvidado. Hice grandes planes y le dije que iba a empezar la autoescuela el día de su cumpleaños. Se puso muy contenta y al final la obligué a hacerlo y se sacó el carné. Ahora conduce como una diosa y está contenta de que la obligara a sacarse el carné.